Se ha llenado de iluminados el corral de la brutalidad. Se ha completado el círculo de la perversión y el maniqueismo hacia los más débiles de la sociedad. Se ha pulverizado la razón, para suplantarla con voceríos estupidizantes. Se ha desatado la bestia de la maldad infinita para perseguir a los que todavía piensan por sí mismos. Se ha vulnerado hasta el último vestigio de justicia, aplastándola contra el piso de la venganza clasista. Se ha entronado a la vanidad de un desquiciado como referencia de verdades imposibles. Se ha destrozado el concepto de Nación soberana, para remplazarla por la vergüenza del colonialismo gozoso.